“El tiempo que te dedicas a ti, es el más valioso”
Me encanta viajar. Abre la mente, flexibiliza nuestra visión del mundo y llena el alma. Pero es verdad que el viaje más apasionante que he hecho en mi vida ha sido hacia mi interior.
Viajar hacia nuestro interior da vértigo, incertidumbre e, incluso a veces, terror. Tenemos miedo a descubrir rincones que nos hagan sentir incómodos o vulnerables. Nos asusta la idea de no sentirnos capaces de asumir todo lo que podamos encontrar.
No hacer este viaje nos bloquea y nos impide vivir todas las cosas bonitas que tenemos alrededor.
Pero, ¿sabes qué? Algunos nos hemos embarcado en este viaje y podemos afirmar que lo que te espera al otro lado es maravilloso.
Y aunque la aventura de conocernos a nosotros mismos es una carrera de fondo que dura tantos años como la vida, siempre merece la pena.
Hace unos años, la terapia me salvó, me ayudó a bailar bajo la lluvia.
Me enseñó a mirar dentro de mí y en ese instante transité todo el ciclón que habitaba en mi interior, me conocí, me acompañé y me acepté.
Yo, estudiante de psicología en ese momento, por fin comprendí lo que había venido a hacer en esta vida. Supe cuál era mi propósito.
La psicología me ayudó primero a mí, como persona con una necesidad inmensa de encajar sus emociones en el lugar adecuado y, después, a cada persona a la que he podido aportar mi granito de arena ayudando a entender y encajar las suyas.
Deseo con todo mi corazón, que cada persona de este planeta que quiera, pueda sentir esa sensación alguna vez en la vida. Conocer lo que es sentirse en paz consigo mismo. Conocer y descubrir cada parte de su interior y sentirse con fuerza para surfear las olas que la vida nos manda.
Me siento tremendamente agradecida de ser sostén de todo el que sienta conexión con mi energía y me elija como acompañamiento en este viaje.
La terapia NO nos quita estas nubes de por vida. Tal y como funciona la naturaleza, vendrán días de sol y días de lluvia, pero tiene la magia de ofrecer herramientas para ser capaces de transitar todos los climas que nos podamos encontrar.
Tiene la magia de enseñarnos a bailar bajo la lluvia, disfrutar de cada gota que notamos en la piel y estar agradecidos de poder sentirnos de manera consciente libres de elegir nuestro camino.